domingo, 27 de junio de 2010

¿ Vigencias futuras, para qué?

EL ÁBACO
¿Vigencias futuras para qué?
Edilberto Rodríguez Araújo – Director del Centro de Estudios Económicos (CENES) de la UPTC
Ante la caída de los recaudos tributario, la búsqueda de fuentes de financiación alternativos agobia a los gobiernos, sobre todo como ocurre con el actual Gobierno que no sólo está “raspando la olla”, sino que quiere “amarrar” al próximo Gobierno con las llamadas “vigencias futuras”. En efecto, el propietario de El Ubérrimo y de la gallinita “Rumbo”, en las postrimerías de su prolongado mandato, ha querido comprometer un poco más de $ 27 billones de los ingresos presupuestales que abarcan cuatro administraciones presidenciales, comoquiera que estos recursos se descontarán de las vigencias fiscales correspondientes al periodo 2011-2027, para financiar proyectos de infraestructura de transporte .
Para no quedarse a la zaga, el Gobierno departamental decidió acudir a este expedito dispositivo de financiación, sin onerosos costos financieros como el endeudamiento con la banca comercial, y logró que la Asamblea departamental, sin mayores reparos, aprobara “atar” ingresos presupuestales de los próximos 10 años, por $ 298.000 millones, cuya destinación es la modernización de la infraestructura hospitalaria de la red pública en Boyacá, la infraestructura vial y la dotación de vivienda a la población más vulnerable. La fuente de estos recursos serán los ingresos de la sobretasa a la gasolina (90 por ciento) y de las regalías (21 por ciento), cuya volatilidad, particularmente la primera, es notoria: entre 2008 y 2009 cayeron de $ 111.983 a $ 57.793 millones, mientras que el segundo redujo sus recaudos de $ 11.193 a $ 10.272 millones.
Explorar nuevas fuentes de financiamiento no tiene cuestionamiento. Lo cuestionable es que los gobiernos acudan a esta alternativa, primero, cuando ya tienen “el sol a las espaldas”, y, segundo, cuando pregona a los cuatro vientos una situación financiera boyante, comprometiendo el gasto de dos o tres administraciones futuras –reduciendo su margen de maniobra presupuestal-, y, lo que es más, incorporando cierto grado de inflexibilidad en la programación del plan de inversiones de los planes de desarrollo, sin que sean evidentes las prioridades de dicho gasto, salvo que el sector que recibirá más de la mitad de la inversión prevista, la infraestructura vial, esté al borde del colapso, como si lo está la infraestructura hospitalaria departamental.
Lo sintomático de esta falta de planeación de mediano y largo plazo, es que, según los anuncios del gobierno departamental, la contratación y ejecución de las obras requeridas se efectuarán, de manera maratónica, en año y medio, con una discutible calidad e impacto regional; como dice el refranero popular “del afán no queda sino el cansancio”, el que es complementado con “amanecerá y veremos”. La improvisación es enemiga de la planeación. Aquí no sólo cabe control fiscal sino también control social.
PUNTO FINAL: Definitivamente al presidente Uribe le salió a flote su origen de arriero paisa. La analogía de la cacareada “prosperidad democrática” con la gallinita “Rumbo”, la de los tres huevitos que esperan ser empollados por el gallo “Rambo”, entrará en la antología del imaginario colectivo de la cursilería presidencial. Recurriendo al adagio popular habría que decirle al personaje inventado por la febril imaginación de acosado (o ¿acusado?) mandatario que “en pico cerrado”… “gallinero seguro”.
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