domingo, 31 de enero de 2010

¿Quien le cree a quien?

SUMAS & restas
¿Quién le cree a quien?
Edilberto Rodríguez Araújo (Coordinador del grupo de investigación OIKOS de la UPTC)
Es paradójico que una de las instituciones con menores aciertos en sus pronósticos sea la que le merezca mayor credibilidad a los 1.440 encuestados -líderes de gremios (10 por ciento), academia (24 por ciento), medios de comunicación (30 por ciento), organizaciones políticas (22 por ciento) y sociales (14 por ciento)-por el ex director del Dane, César Caballero, a través de su firma encuestadora “Cifras y conceptos”, en 15 departamentos y el distrito capital. Esa institución es el Banco de la República –es de suponer que se refiere a su flamante Junta Directiva- que obtuvo la mayor favorabilidad (69 por ciento), que contrasta con la de la figura presidencial que ocupó el 13º lugar -con un grado de confianza de 53 por ciento- entre 17 consultados.
Aunque se han cuestionado los alcances de este tipo de medición que, generalmente tiene un sesgo reduccionista, porque a partir de una reducida muestra de la población, hace extensiva, arbitrariamente, sus conclusiones a todo el universo, de alguna forma es un reflejo del pulso de la opinión que, en coyuntura como la actual, se esgrimen como una infalible verdad para apabullar a sus contendores.
El Banco de la República, santuario de la tecnocracia colombiana, es, por mandato constitucional, el responsable del manejo de la política monetaria, cambiaria y crediticia, renunciando a los propósitos de reactivación económica y generación de empleo.
La Banca Central ha centrado todos sus esfuerzos en la llamada estabilidad de precios y ha fijado la llamada inflación objetivo como ancla de su estrategia, además de la regulación de la tasa de cambio de pesos por dólar. Ante la enorme incertidumbre, que se cierne sobre la economía, que impiden metas muy puntuales, se establecen intervalos. Este fue el caso en que, por ejemplo, el Banco Emisor predijo que para 2009 la inflación oscilaría en un rango entre 4,5 y 5,5 por ciento, promediando un 5 por ciento, expectativa que, de alguna manera fue avalada por expertos económicos –pese a que sólo el 21 por ciento de estos en octubre de 2009 lo compartió-, pero que estuvo distante del resultado obtenido cual fue de 2 por ciento. Para el 2010 la proyección del Banco sitúa el intervalo, tanto para el PIB como la inflación, entre 2 y 4 por ciento, siendo su cumplimiento muy incierto.
Otra muestra del desfase entre las previsiones y las cifras finales es la del reajuste salarial, a finales del año pasado. El Banco de la República, luego de revisar sus predicciones, anticipó que sería de 6,1 por ciento; sin embargo, el incremento del salario mínimo fue de 3,6 por ciento –aumento que se anulará con las incontenibles alzas de precios de comienzos de año, espoleadas por la implacable sequía y el cuestionado paquete tributario con el desproporcionado aumento del IVA a cerveza, licores y cigarrillos, para cubrir el desfinanciamiento del colapsado sector salud.

Otrosí: A pesar de que en noviembre se decidió la entrega del Instituto Técnico Rafael Reyes al municipio de Duitama –invocándose discutibles argumentos-, en el presupuesto de la UPTC para el 2010 se soslayó esta situación y se incluyó una partida por $ 1.800 millones, como si éste colegio aún estuviese adscrito a la Universidad o mediara algún convenio de prestación de servicios.
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