lunes, 5 de julio de 2010

Profesionales en la olla

SUMAS & restas
Profesionales en la olla
Edilberto Rodríguez Araújo – Director del Centro de Estudios Económicos (CENES) de la UPTC
La Ley de Okun no es válida en Colombia. Esta hipótesis sostiene que el crecimiento económico va acompañado de una caída simultánea del desempleo. Así lo evidencia el comportamiento reciente de la economía colombiana que, incluso no se desvirtúa con el repunte observado en el primer trimestre de este año: pese a que el PIB creció en 4,4 por ciento el desempleo se ha remontado en más del 12 por ciento.
Asimismo, no obstante que el empleo sea elevado levemente, ni su ritmo ni su composición ni su calidad son las deseables. Desde mayo de 2009 sólo se ha incrementado en 2,5 por ciento mientras que la fuente de este crecimiento han sido los servicios de baja productividad pertenecientes a actividades informales en que la categoría predominante son los llamados “trabajadores por cuenta propia” (43 por ciento). La economía ha sido incapaz de absorber la creciente oferta de mano de obra, lo que se ve acentuado por los estímulos gubernamentales hacia procesos intensivos en capital fijo, tal como lo ejemplifican las zonas francas. Por ello el desempleo en mayo de 2010 es casi idéntico al de 2003: 12,1 por ciento.
El deterioro del mercado laboral está articulado a la compresión salarial lo que ahonda la brecha social. El Observatorio Laboral del Ministerio de Educación Nacional divulgó recientemente cómo entre 2001-2009 el número de graduados en las diversas modalidades de Instituciones de Educación Superior (IES) se situó en un poco más de 1,5 millones –guarismo similar a la matrícula actual- encontrándose que más del 35 por ciento de los egresados en los últimos dos años duraron más de seis meses en conseguir un empleo. Es ilustrativo que el salario de enganche en los últimos tres años (2006-2009) registró un sensible declive, en lo profesionales hombres cayó de $ 1.837.740 a $ 1.742.706; en contraste fue mayor este descenso en los hombres (-5,2 por ciento) que en las mujeres (-1,1 por ciento), existiendo algunas carreras, como las licenciaturas, contrario a Medicina y Derecho, que tienen menores remuneraciones.
De manera reiterada se ha señalado –ahora lo declaró el ambiguo Director del SENA, entidad que se aproxima a la cobertura que tienen las universidades públicas (455.000 cupos)- que la vocación laboral está desfasado del perfil académico de los graduados, reclamándose un mayor énfasis en las carreras técnicas y tecnológicas; sin embargo, el documento del MEN revela un nivel de insatisfacción superior en estos dos últimos segmentos que en la educación universitaria en la que, paradójicamente, el 83,8 por ciento de los entrevistados se mostró satisfecho con los estudios realizados y el empleo desempeñado.
El subempleo que afecta a una tercera parte de la población laboral del país incide análogamente en los profesionales colombianos, quienes expresan su inconformidad porque las oportunidades ofrecidas son de bajos salarios que no corresponden a sus competencias laborales. El panorama se ensombrece más cuando se observa cómo los contratos de prestación de servicios y a término fijo han aumentado, mientras que a término indefinido se han reducido, representado alrededor de la mitad, lo que denota la inestabilidad y precarización derivada de la mal denominada flexibilidad laboral.
OTROSÍ: ¡Aleluya! Tunja –a pesar del escepticismo de las amas de casa- fue la ciudad que experimentó la menor variación en el nivel de precios de la canasta familiar en mayo, quien lo creyera: - 0,30 por ciento. El acumulado en lo corrido del año es inferior al promedio nacional: 1,42 frente a 2,47 por ciento. ¿Cuál fue la clave? ¿Mayor oferta de bienes y servicios o menor capacidad de compra?