miércoles, 16 de marzo de 2011

El espejismo del plan de desarrollo

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EL ESPEJISMO DEL PLAN DE DESARROLLO
Edilberto Rodríguez Araújo – Director del centro de Estudios Económicos (CENES) de la UPTC
En los próximos días concluirá el primer debate del Plan Nacional de Desarrollo (PND) “Prosperidad para todos 2010-2014”, anticipándose que el 5 de mayo sea aprobado, por parte de las comisiones económicas de Senado y Cámara de Representantes. Como ocurrió con los diez anteriores, se ha señalado que en los 170 artículos que propuso el Gobierno Nacional hay oculta toda especie simiesca de orangutanes, como la reforma al impuesto predial y la “resurrección” de las tan cuestionadas “vigencias futuras” (artículo 10).
Este plan prevé una inversión pública de $ 564 billones y busca, una vez más, corregir la brecha interregional para apostarle a la esquiva convergencia regional. La persistencia de las desigualdades entre los departamentos del país se ha vuelto un detalle paisajístico más de la cartografía del país. Derrotada la propuesta del Departamento Nacional de Planeación (DNP) de regionalizar al país, a partir del denominado Indicador de Desarrollo Endógeno (IENDOG) que agrupa a los 1.102 municipios en seis zonas “homogéneas”, Central, Caribe e Insular, Nororiental, Sur, Amazorinoquía y Pacífico, se impuso la anacrónica división político-administrativa de los 32 departamentos más Bogotá D.C. Mientras la primera tipología se basaba en la figura del municipio, haciendo que municipios de un mismo departamento se adscribieran a “zonas” distintas; la segunda clasificación sustentada en el indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), fue la acogida. Prevaleció el pragmatismo sobre la utopía de una configuración en la que la figura de región sigue estando ausente y el proyecto de ley de Ordenamiento Territorial es un comodín de los últimos gobiernos para apaciguar el malestar regional.
La distribución de la inversión pública para este cuatrienio continúa siendo inequitativa. No obstante que el referente es el indicador de NBI, el reparto de los recursos no favorece a los departamentos con mayores carencias y menor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, sino, por el contrario, a los más prósperos y con menor tamaño poblacional.
Para validar esta hipótesis, baste decir que mientras Boyacá con el 2,8 por ciento de la población del país recibirá el 3,1 por ciento de la inversión proyectada; Casanare, el departamento vecino con tan sólo el 0,7 por ciento de la población será receptor del 2,4 por ciento, con el agravante de que el PIB per cápita del primero es de $ 9 millones y el del segundo $ 40,7 millones. Sin embargo, el NBI del departamento petrolero se sitúa en 35,5 por ciento en tanto que el de Boyacá es de 30,8 por ciento.
De otro lado, el Gobierno Nacional considera como un componente de la inversión pública los recursos del sector privado (40 por ciento, cifra similar a la que corresponde a Boyacá) volcados hacia proyectos minero-energético, concesiones en infraestructura de transporte, telecomunicaciones y vivienda urbana, asociados a las “locomotoras del crecimiento”, tratándose de recursos complementarios e inciertos, pues dependen de la rentabilidad de los proyectos. De allí resulta que la cuantía de la inversión está inflada.
OTROSÍ: Dentro del PND el Gobierno aspira a elevar la cobertura en educación superior de 35 a 50 por ciento. En ese horizonte anunció que se recurrirá a la financiación privada convirtiendo así a las universidades en instituciones con ánimo (sinónimo) de lucro. ¿Privatización encubierta?
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Lenta recuperación industrial

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Lenta recuperación industrial
Edilberto Rodríguez Araújo- Director del Centro de Estudios Económicos (CENES) de la UPTC
No obstante que la industria manufacturera es el sector que mayor capacidad de arrastre tiene en la economía, paradójicamente, no es una de las cinco “locomotoras” del crecimiento propuestas por el Gobierno Nacional. Por primera vez, pese a que tienen una cobertura distinta, dos fuentes, una gubernamental y otra gremial, coinciden en sus estimativos. Según la Muestra Mensual Manufacturera (MMM) del Dane el sector industrial creció en 2010 en 4,7 por ciento revirtiendo el pésimo comportamiento de esta actividad en el 2009 cuando decreció en -5,5 por ciento. De otro lado, la poderosa agremiación Andi, que agrupa a los grandes conglomerados del país encontró, a partir de la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC), que la producción de las empresas manufactureras aumentó el año pasado en 4,5 por ciento.
Pero, el desempeño de la producción no siempre va acompañada de un repunte en el empleo, el que va a la zaga del primero, debido a la reducida absorción de mano de obra en muchos procesos automatizados, en donde prevalece una relación capital/trabajo muy alta o debido a un creciente nivel de capacidad instalada ociosa (la que ha oscilado en 25 por ciento). Como evidencia de ello en el 2010 el empleo disminuyó en -1,1 por ciento. Como podría presumirse la trayectoria de las ventas debe estar alineada con la producción, salvo que se registren elevados niveles de inventarios. Es revelador de esta situación que tan sólo el 15 por ciento de los entrevistados reportaba niveles altos de acumulación de mercancías. Como un síntoma de la reactivación industrial las ventas aumentaron en 3,8 por ciento como resultado del repunte de las ventas de vehículos automotores. Las grandes empresas encuestadas por la Andi vendieron en 2010 4,9 por ciento más que el año anterior.
Indudablemente que el sector industria experimenta un buen momento. Esto se refleja en las expectativas empresariales. De acuerdo a la Andi –que quizá no se puede extrapolar a la pequeña y mediana empresa azotada por la revaluación del peso- el 70 por ciento de los empresarios consideraban su entorno de negocios como bueno; en contraste con los registrado en 2009 cuando esta proporción era de 57 por ciento. Los principales problemas identificados por éstos eran el manejo del tipo de cambio, la volatilidad de la demanda y la obtención de materias primas, factores que representaban un poco más del 40 por ciento. Al parecer la recuperación industrial va a permitir que la economía crezca en 2011 a un ritmo de 4,5 por ciento. En Boyacá resulta un indicio alentador el hecho de que la inversión neta en la industria haya aumentado en 2010 en 11,3 por ciento como consecuencia de la aceleración del crecimiento del capital invertido en Sogamoso.
OTROSÍ: En Tunja coincide una antifuncional ampliación de andenes y una malla vial deteriorada. Los megahuecos brotan, aquí y allá. El pavimento es de dudosa calidad y los contratistas ídem. La ineficiencia del Alcalde es proporcional a su incontinencia verbal. Como dice la canción: puro buchipluma na’má.
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El desplome de la inversión empresarial

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EL DESPLOME DE LA INVERSIÓN EMPRESARIAL
Edilberto Rodríguez Araújo – Director del Centro de Estudios Económicos (CENES) de la UPTC
El año pasado la inversión empresarial en Boyacá cayó dramáticamente. Según el Observatorio de Coyuntura Económica Regional y Urbana (OIKOS) de la UPTC, a partir de información del Banco de la República, los recursos volcados hacia las empresas del departamento se contrajo en -52 por ciento, al descender de $ 97.541 a $46.901 millones siendo los sectores responsables de este desplome el agropecuario, el transporte y los prestadores de salud. De la primera actividad podría afirmarse que en los últimos años se ha observado una imparable declinación que resulta acentuada por los estragos del invierno, siendo una de las locomotoras santistas del crecimiento económico que se resiste a despegar. Por el contrario, de su rezago no puede exonerarse a los últimos titulares del Ministerio de Agricultura que “potrerizaron” el campo y con el señuelo de los biocombustibles abandonaron los cultivos de pancoger.
Dentro de las tres jurisdicciones de las cámaras de comercio de Boyacá, -las que atraviesan por una crisis institucional sin precedentes por haberse convertido en escenario de pugnas grupistas-, Tunja como menguante polo de atracción del flujo de capital regional fue desplazada por Duitama –inclusive también por Sogamoso, ciudad cuya decadencia económica parecía irreversible-, representando tan sólo cerca del 10 por ciento de la inversión neta frente al 48 por ciento de esta última. Sin embargo, esta localidad que viene liderando el dinamismo económico fue en el 2009 receptor del 82,5 por ciento del capital invertido. El mapa de los flujos de capital en Boyacá se está recomponiendo.
Pese al aparente auge de la finca raíz con la proliferación de agencias que se disputan el mercado urbano en Tunja, la inversión inmobiliaria se precipitó en caída libre en el 2010 disminuyendo en – 117 por ciento. Simultáneamente, y contra toda evidencia, la construcción registró una merma de -91 por ciento. Para completar el cuadro de declive del desarrollo urbano la inversión ligada a la prestación de los servicios públicos domiciliarios se redujo en -87 por ciento.
Duitama, el emergente receptor de capital, muestra que su comportamiento fue determinante en la destorcida empresarial, siendo la fuente de la misma el pésimo desempeño de sectores tales como la agricultura, y la red de instituciones de salud y educativas, a las que se agregan el transporte, la industria manufacturera y el comercio minorista.
El panorama se perfilaría desolador si no es por la asombrosa recuperación de la inversión en Sogamoso. Es la única jurisdicción donde repuntó el montaje de nuevas empresas. La inversión se incrementó en los últimos dos años en 238 por ciento, atribuyéndosele este fenómeno al renacimiento industrial y al redespliegue de la minería. El tamaño del capital canalizado a las empresas de esta ciudad cuadruplicó en 2010 a la encontrada en Tunja.
En Boyacá la inversión está languideciendo y no se explica por la baja capacidad de ahorro interno, puesto que la magnitud de la captación del sistema financiero no es insignificante: en 2009 bordeó el billón de pesos.
OTROSÍ: Terminada la ampliación de andenes, la malla vial sigue su acelerado deterioro. Los megahuecos brotan, aquí y allá. Se ven enormes cráteres con pavimento de dudosa calidad y contratistas ídem. ¿Dónde está la veeduría ciudadana?
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