domingo, 23 de mayo de 2010

Prevención versus prohibicin

EL ÁBACO
Represión versus prevención
Edilberto Rodríguez Araújo- Director del Centro de Estudios Económicos (CENES) de la UPTC
Dentro de su oscurantista cruzada prohibicionista el Gobierno actual no se detiene ante nada. El miedo es su principal arma ideológica. En víspera del último debate sobre la penalización de la dosis mínima, el Ministro del Interior y el Director Nacional de Estupefacientes, han desengavetado un refrito para desatar el tremendismo mediático y la alarma social. Una investigación denominada “Estudio epidemiológico sobre el consumo de drogas sintéticas en la población universitaria de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú”, elaborado por la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y auspiciado por la Unión Europea (UE), divulgado en Lima, sede de la CAN, el 24 de noviembre del año pasado, se pretende presentar como una primicia, buscando, de paso, estigmatizar a los jóvenes universitarios.
Nadie desconoce la magnitud que ha asumido el consumo de sustancias psicoactivas dentro de la población universitaria, pero, de allí a convertir esta lacerante problemática en “caballo de Troya”, de la represión a los consumidores ocasionales –tratándolos como enfermos que deben ser recluidos y sometidos a terapias de rehabilitación-, en lugar de controlar la producción y distribución de drogas ilícitas y lícitas, es una descomunal muestra de la propensión punitiva de los modernos torquemadas, para avasallar los derechos individuales. Por ello no es casual que recurran a este estudio, divulgado hace seis meses, de manera oportunista, manipulando sus conclusiones.
Las principales conclusiones de este análisis comparativo es que Colombia lidera el consumo, destacándose los siguientes resultados, entre otros:
1) El 29,6 por ciento de los jóvenes universitarios colombianos alguna vez han utilizado drogas;
2) El 27,5 por ciento de este segmento de la población exhiben signos de abuso o dependencia a drogas ilícitas, particularmente, a la marihuana, basuco o cocaína;
3) El 90 por ciento de los estudiantes declararon haber ingerido alcohol, por menos una vez en la vida, habiéndose iniciado a los 15 años;
4) El 4,6 por ciento de los encuestados manifestaron haber usado una droga de síntesis, en particular el éxtasis;
5) El 26,7 por ciento de los universitarios revelaron haber fumado marihuana, alguna vez en la vida;
6) El 6,4 por ciento de los 7.803 estudiantes entrevistados declararon haber inhalado cocaína.
El denominado común del patrón de consumo de drogas es que los jóvenes tienen una percepción clara acerca del elevado riesgo de los perjuicios de contraer una adicción, lo que se ve neutralizado por las facilidades existentes para conseguirla a través del clandestino circuito del microtráfico de los jíbaros.
Los crecientes niveles de drogadicción evidencian el fracaso de la política gubernamental de control de “la mata que mata”, basada en la criminalización y no en la prevención. El cuestionado Ministro del Interior ha hecho énfasis en su errónea concepción de fundamentalismo moralista y políticas de orden público y no de salud pública. El acto legislativo de reforma a la Constitución para penalizar el porte y consumo de la dosis mínima es creer que “la calentura está en las sabanas”.
PUNTO FINAL: En el contexto de Tunja, no se puede ignorar la prevalencia en el consumo de drogas lícitas, como el alcohol, que corre a litros en los alrededores de los centros universitarios los fines de semana desde el “juernes”, siendo inocuas las demagógicas campañas de “rumba sana”. Sin embargo, ¿Qué hacer con el tiempo libre?
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