miércoles, 16 de marzo de 2011

El desplome de la inversión empresarial

SUMAS & restas
EL DESPLOME DE LA INVERSIÓN EMPRESARIAL
Edilberto Rodríguez Araújo – Director del Centro de Estudios Económicos (CENES) de la UPTC
El año pasado la inversión empresarial en Boyacá cayó dramáticamente. Según el Observatorio de Coyuntura Económica Regional y Urbana (OIKOS) de la UPTC, a partir de información del Banco de la República, los recursos volcados hacia las empresas del departamento se contrajo en -52 por ciento, al descender de $ 97.541 a $46.901 millones siendo los sectores responsables de este desplome el agropecuario, el transporte y los prestadores de salud. De la primera actividad podría afirmarse que en los últimos años se ha observado una imparable declinación que resulta acentuada por los estragos del invierno, siendo una de las locomotoras santistas del crecimiento económico que se resiste a despegar. Por el contrario, de su rezago no puede exonerarse a los últimos titulares del Ministerio de Agricultura que “potrerizaron” el campo y con el señuelo de los biocombustibles abandonaron los cultivos de pancoger.
Dentro de las tres jurisdicciones de las cámaras de comercio de Boyacá, -las que atraviesan por una crisis institucional sin precedentes por haberse convertido en escenario de pugnas grupistas-, Tunja como menguante polo de atracción del flujo de capital regional fue desplazada por Duitama –inclusive también por Sogamoso, ciudad cuya decadencia económica parecía irreversible-, representando tan sólo cerca del 10 por ciento de la inversión neta frente al 48 por ciento de esta última. Sin embargo, esta localidad que viene liderando el dinamismo económico fue en el 2009 receptor del 82,5 por ciento del capital invertido. El mapa de los flujos de capital en Boyacá se está recomponiendo.
Pese al aparente auge de la finca raíz con la proliferación de agencias que se disputan el mercado urbano en Tunja, la inversión inmobiliaria se precipitó en caída libre en el 2010 disminuyendo en – 117 por ciento. Simultáneamente, y contra toda evidencia, la construcción registró una merma de -91 por ciento. Para completar el cuadro de declive del desarrollo urbano la inversión ligada a la prestación de los servicios públicos domiciliarios se redujo en -87 por ciento.
Duitama, el emergente receptor de capital, muestra que su comportamiento fue determinante en la destorcida empresarial, siendo la fuente de la misma el pésimo desempeño de sectores tales como la agricultura, y la red de instituciones de salud y educativas, a las que se agregan el transporte, la industria manufacturera y el comercio minorista.
El panorama se perfilaría desolador si no es por la asombrosa recuperación de la inversión en Sogamoso. Es la única jurisdicción donde repuntó el montaje de nuevas empresas. La inversión se incrementó en los últimos dos años en 238 por ciento, atribuyéndosele este fenómeno al renacimiento industrial y al redespliegue de la minería. El tamaño del capital canalizado a las empresas de esta ciudad cuadruplicó en 2010 a la encontrada en Tunja.
En Boyacá la inversión está languideciendo y no se explica por la baja capacidad de ahorro interno, puesto que la magnitud de la captación del sistema financiero no es insignificante: en 2009 bordeó el billón de pesos.
OTROSÍ: Terminada la ampliación de andenes, la malla vial sigue su acelerado deterioro. Los megahuecos brotan, aquí y allá. Se ven enormes cráteres con pavimento de dudosa calidad y contratistas ídem. ¿Dónde está la veeduría ciudadana?
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